
El Embalse de Yesa, ubicado en los Pirineos navarro-aragoneses, es uno de los mayores y más importantes de España. Conocido como el «Mar del Pirineo», sus aguas turquesas contrastan con el paisaje montañoso que lo rodea. Sin embargo, bajo su superficie y en sus orillas yacen historias olvidadas: los pueblos de Esco, Tiermas y Ruesta, abandonados debido a la construcción del pantano en el siglo XX.

El Embalse de Yesa se construyó entre 1920 y 1960 como parte del Plan de Riegos del Alto Aragón, destinado a regular el caudal del río Aragón y abastecer de agua a la zona. Con una capacidad de 470 hm³, es clave para el Canal de Bardenas, que irriga tierras de Zaragoza y Navarra.

Los paisajes del embalse del Yesa son un espectáculo de contrastes: aguas turquesas que reflejan el cielo, rodeadas de áridas badlands, creando una paleta de colores única. Entre montañas pirenaicas, este «Mar de los Pirineos» combina serenidad y belleza, ideal para el senderismo, la fotografía y la tranquilidad.

Esco o Escó es un pequeño pueblo casi deshabitado en el cual solo habitan 3 vecinos en una las casas que aun quedan en el pueblo. Situado junto al embalse de Yesa, este pueblo, como otros de la zona, quedó gravemente afectado por la construcción del pantano en 1959, que inundó sus tierras más fértiles y provocó el éxodo de sus habitantes. Aunque el núcleo urbano no desapareció completamente bajo las aguas, la pérdida de sus campos de cultivo y pastos condenó a Esco al abandono.

Hoy, sus ruinas se mantienen en pie como un testimonio silencioso de la vida rural que alguna vez floreció en este territorio. Las paredes derruidas de sus casas de piedra y la iglesia, aún en pie pero en estado de deterioro, reflejan el paso del tiempo y el impacto de las grandes obras hidráulicas en las comunidades locales.

Para los visitantes, Esco ofrece un paisaje melancólico pero lleno de historia, ideal para quienes buscan explorar los vestigios de un pasado que el agua no logró borrar por completo.

2. Tiermas
Tiermas esta situado en lo alto de una montaña a los pies del embalse del Yesa. Su destino cambió drásticamente con la construcción del embalse de Yesa que provocó su abandono parcial.

Aunque el núcleo urbano no quedó totalmente sumergido sino solamente la parte baja, muchas de sus construcciones, incluidas las termas naturales, desaparecieron bajo las aguas. Aún así, en épocas de sequía, cuando el nivel del embalse baja, resurgen los restos del antiguo balneario y las pozas termales, atrayendo a curiosos y bañistas.

Hoy, el pueblo, totalmente deshabitado, conserva un aire nostálgico, con algunas casas en ruinas y la iglesia de San Miguel como testigo de su pasado esplendor.

3. Ruesta
Ruesta es el último de los pueblos casi abandonados cerca del embalse de Yesa que quedó parcialmente sumergido y despoblado.

Aunque Ruesta no fue completamente inundada, su economía agrícola se vio gravemente afectada, lo que provocó el abandono de sus habitantes. Hoy, el pueblo, propiedad de la Confederación Hidrográfica del Ebro, está en ruinas pero ha sido parcialmente rehabilitado como albergue para peregrinos del Camino de Santiago (variante aragonesa).

El embalse de Yesa es clave para el regadío y el abastecimiento de agua en la región, pero su ampliación ha generado controversia por su impacto ambiental y social. Ruesta simboliza la memoria de los pueblos afectados por grandes obras hidráulicas, conservando un aura melancólica pero atrayendo a visitantes interesados en su historia y paisaje.

Con su entorno natural y su pasado evocador, Ruesta y el embalse de Yesa son un testimonio de la relación entre el ser humano y el agua, entre el progreso y sus consecuencias.
Qué ver en las proximidades del embalse del Yesa
1. Monasterio de Leyre
El Monasterio de Leyre es uno de los conjuntos monásticos más importantes de Navarra. Situado cerca del embalse de Yesa, destaca por su impresionante arquitectura y su relevancia histórica. Fundado en el siglo IX, fue un centro espiritual y político clave durante la Reconquista.

Su iglesia románica, consagrada en 1057, alberga una cripta del siglo XI, una de las joyas del arte medieval. El panteón real guarda los restos de los primeros reyes de Navarra. La portada románica, conocida como Porta Speciosa, es una obra maestra escultórica.

En el siglo XVI se añadió un claustro renacentista, y en el siglo XX el monasterio fue restaurado y habitado por monjes benedictinos. Hoy, además de su función religiosa, es un atractivo turístico, conocido por su coro gregoriano y su entorno natural.
2. Castillo de Javier
El Castillo de Javier, situado a unos pocos kilometros del Embalse, es una fortaleza medieval del siglo X vinculada a San Francisco Javier, patrón de Navarra. Con torres defensivas, foso y murallas, mezcla estilos románico y gótico. Fue residencia de la familia del santo y escenario de batallas durante la Reconquista.

Hoy es un lugar de peregrinación (especialmente durante las Javieradas) y alberga un museo con arte sacro y armaduras. Desde sus almenas se domina un paisaje espectacular de los Pirineos navarros.
Entrada: ~4€. Visitas guiadas disponibles.
Mapa de los principales lugares turísticos de la región del embalse del Yesa.
Aquí os dejamos un mapa de localización con los principales lugares de interés que ver en la región del embalse del Yesa.
Donde dormir en la región del embalse del Yesa
Por su proximidad, recomendamos dormir en el pueblo de Javier. Más abajo los mejores hoteles de Javier.
Booking.comQué comer en la zona del embalse del Yesa.
La zona del Embalse de Yesa ofrece una gastronomía tradicional de montaña, con platos contundentes y sabrosos, ideales para reponer fuerzas después de explorar el pantano. Platos típicos:
Patatas a la importancia – Guisadas con cebolla, huevo y caldo, un plato humilde pero delicioso.
Cordero a la pastora – Asado al horno o en chilindrón, es un clásico de la Jacetania.
Migas de pastor – Hechas con pan, ajo, chorizo y uvas, reflejan la tradición pastoril.
Ternasco de Aragón – Cordero joven asado, tierno y jugoso.
Trucha del Pirineo – Pesca tradicional en ríos y embalses, preparada a la navarra (con jamón) o a la aragonesa.